José “Pepe” Mujica fue un luchador incansable por la justicia social, que transformó su pasado guerrillero en una vida de servicio y humildad política ejemplar.

Desde la presidencia hasta su chacra, vivió con coherencia, donó su salario, promovió leyes progresistas y defendió la libertad, la sobriedad y los afectos por encima del consumo.

Su pensamiento crítico, su cercanía con el pueblo y su mirada filosófica sobre la vida lo convirtieron en un referente ético mundial, admirado más allá de ideologías.